Después del triunfo ante Francia en Vélez, que sirvió para dejar atrás la dura derrota en Mendoza y se transformó además en la primera victoria de la era de Felipe Contepomi como entrenador del seleccionado, Los Pumas exhibieron lo mejor de su repertorio este sábado con Los Teros en un duelo entre vecinos que debió esperar 18 años para reeditarse. Fue un monólogo de los argentinos, que llegaron ¡doce! veces al ingoal rival para imponerse por un contundente 79-5 en una tarde fría y gris en el estadio Domingo Burgueño Miguel de Maldonado. Fue goleada e historia: nunca antes le habían ganado por tanta diferencia a los uruguayos.
Ignacio Mendy, en su regreso al equipo nacional, lució imparable en los primeros minutos del duelo y anotó dos tries para que Los Pumas se adelantaran rápido en el marcador. Más tarde, el apertura Tomás Albornoz, que había fallado ambas conversiones, estiró diferencias con un penal para poner 13-0 en el marcador.
Kiki Mendy, surgido en Los Tilos y que habitualmente juega como centro, volvió a desequilibrar después de una muy buena jugada colectiva y le sirvió el try a Jerónimo de la Fuente, de actuación, que llegó sin problemas al ingoal rival y apoyó cerca de los palos para que Albornoz, esta vez, no tuviera problemas para acertar la conversión.
El equipo argentino lucía incontenible para Los Teros, que no sólo no encontraban la llave para lastimar en ofensiva, sino que no sabían cómo contener los avances de su rivial. La prueba fue que antes de la media hora Argentina volvió a marcar un try, esta vez luego de una buena corrida de Mateo Carreras, que hizo escala en Mendy antes de que Santiago Cordero apoyara en el ingoal de Los Teros. Albornoz, con la mira ajustada, sumó otros dos puntos para el 27-0 parcial.
Los Pumas marcaban diferencias en todas las líneas y siguieron apretando el acelerador en cada ataque. Tanto fue así que el debutante Joaquín Moro, el Puma #892, también se sumó al festival de tries del equipo de Contepomi. Albornoz acertó nuevamente y la chapa quedó 34-0.
Mendy, incontenible, volvió a ganar una gran cantidad de metros y, luego de un par de pases, Joaquín Oviedo también llegó al try -el primero en el seleccionado- para estirar aún más las diferencias en Maldonado. Esta vez, Albornoz falló y el marcador se quedó clavado en 39-0.
Y el aluvión Puma no se detenía. Faltaba que Carreras, el otro wing, anotara su nombre entre los trymen y el tucumano, fiel a su estilo, se llevó puesta a su marca hasta apoyar la pelota en el ingoal de Los Teros, que lucían totalmente desanimados. Albornoz volvió a estar impreciso y el partido llegó al descanso con un contundente 44-0.
Tras el descanso, todo siguió igual en Maldonado. Tan igual, de hecho, que Kiki Mendy arrancó el complemento de la misma manera que había comenzado el partido y llegó al hat trick para que Los Pumas, conversión mediante de Albornoz, se pusieran 51-0.
La sequía de Los Teros se cortó, por fin, con una corrida del back Juan Bautista Hontou. Pero fue apenas una distracción de la Argentina, que enseguida respondió con Francisco Coria Marchetti, otro debutante, que llegó su primer try con el equipo nacional. Albornoz siguió sumando.
Con Uruguay completamente resignado y Los Pumas, por momentos, insaciables, el marcador volvió a moverse cuando Albornoz salió rápido tras un scrum y la pelota le llegó a Mateo Carreras, quien puso quinta para llegar a su segundo try. El apertura siguió con la cosecha con otra conversión.
Con el partido completamente liquidado y a falta de 10 minutos para el final del test match, Argentina siguió aprovechando las debilidades de Los Teros. Y Moro, que no olvidará nunca su bautismo Puma, llegó otra vez al ingoal uruguayo para festejar el 11° try de la tardecita tras recibir la pelota servida de un dinámico De la Fuente.
¿Había tiempo para más? Claro. Los Pumas se tomaron el partido con extrema seriedad y aprovecharon cada oportunidad que tuvieron. Santiago Carreras, que había entrado por Cordero y se paró como fullback, completó una jugada de toda la cancha para llegar a la docena de tries. El 79-5, luego de una nueva conversión de Albornoz, dejó más que en evidencia el dominio abrumador de los visitantes. Fue, como se dijo, la máxima goleada de la historia entre Argentina y Uruguay. Atrás quedó el 70-0 del 23 de octubre de 1977 en Tucumán. Y también fue una excelente manera de terminar con optimismo esta ventana de julio: dos victorias y una derrota que sirven como base para un ciclo que acaba de comenzar.