Lionel Messi cuenta con cientos de goles a lo largo de su carrera, y generalmente los celebra abriendo sus brazos sin gritarlo para luego persignarse y señalar al cielo, dedicándoselo a su abuela. Sin embargo, en la final de la Champions League 2010/11 la Pulga festejó su tanto de manera eufórica: se agarró el escudo del Barcelona y pateó un micrófono del campo de juego.
Barcelona y Manchester United se enfrentaron el 28 de mayo de 2011 en el Estadio Wembley de Londres para disputar la final de la Champions League de esa temporada, dos años después del triunfo 2-0 del Barça ante los Red Devils en Roma con gol de Messi, en lo que fue la única definición internacional en la que Leo enfrentó a Cristiano Ronaldo.
El encuentro tuvo un solo equipo en cancha y fue el dirigido por Pep Guardiola, que tomó el control de la pelota y dejó sin respuestas al conjunto inglés, que intentó defenderse como podía hasta que a los 27 minutos de juego Xavi habilitó a Pedro, quien definió al primer palo del arco custodiado por Edwin van der Sar y puso el 1-0 parcial para Barcelona.
Sin embargo, un par de minutos después el United llegó al empate tras aprovechar un error en la salida culé: Rooney se la pasó a Nani y el portugués se la devolvió al delantero, que sacó un derechazo infernal que se clavó en el ángulo, dejando sin respuestas a Víctor Valdés.
El primer tiempo terminó igualado, pero en el complemento el desarrollo del juego fue el mismo y Barcelona arremetía al conjunto inglés buscando recuperar la ventaja, algo que logró a los 54 minutos gracias a un zurdazo inolvidable de Leo Messi.
La Pulga tomó la pelota en campo rival y como nadie salió a marcarlo encaró hasta llegar a la medialuna. El argentino remató muy fuerte contra el palo izquierdo de van der Sar y de esta manera anotó el 2-1 parcial, pero la manera en la que celebró hizo aún más icónico su golazo.
A diferencia de lo habitual, Messi salió corriendo hacia su derecha gritando de manera desaforada agarrándose el escudo de su camiseta, y cuando llegó al córner le dio una patada a un micrófono de ambiente que salió volando por los aires. Continuando con su momento de euforia, golpeó uno de los carteles de publicidad con su pie izquierdo y siguió celebrando con los hinchas de ese sector.
Minutos después del golazo de Messi, David Villa estampó el 3-1 final con otro golazo que terminó de sentenciar al Manchester United, que durante media hora vio como la pelota corría de un lado para el otro en los pies de los jugadores de Barcelona.
Con la victoria consumada, Leo sumó otra Champions League a su palmarés -fue la tercera pero terminarían siendo cuatro con la de la temporada 2014/15- y el equipo de Cataluña ganó su cuarta Orejona de la mano del mejor técnico de toda su historia.
