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jueves, 21 noviembre 2024

Marco Trungelliti dio el gran golpe de su carrera: le ganó Nicolás Jarry, 22° del mundo

El argentino, de 34 años y 197° del ranking, consiguió un éxito muy simbólico en el tradicional ATP 500 de Barcelona.

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Durante años, el estrés que a Marco Trungelliti le provocó haber sacudido el circuito al denunciar un intento de soborno (de amaño de partidos) rechazado, valiente acción que indirectamente generó sanciones para tres tenistas argentinos, lo afectó física y emocionalmente. Las lesiones lo perturbaron, una y otra vez. Sin embargo, el tenis (la vida) le obsequió un desquite, una nueva oportunidad. A los 34 años, siendo el 197° del ranking mundial, cuando muy pocos lo esperaban, el argentino dio un fuerte golpe sobre la mesa en el tradicional ATP 500 de Barcelona, batiendo a un top 25 como el chileno Nicolás Jarry (22°), por 7-6 (7-5) y 6-3, en 1h59m, y avanzar a los octavos de final (donde el italiano Matteo Arnaldi, número 40 del mundo, será su rival).

Luego de superar los dos desafíos de la clasificación y derrotar en la primera ronda del cuadro principal al croata Duje Ajdukovic (en la que fue su primera victoria en un main draw de ATP 500), el jugador nacido en Santiago del Estero y radicado en Andorra, se plantó en el court 2 del Real Club de Tenis Barcelona con lucidez y optimismo ante un rival que en febrero pasado derrotó a Carlitos Alcaraz sobre el polvo de ladrillo de Buenos Aires y que recientemente fue cuartofinalista en el Masters 1000 de Miami. Trunge no se amedrentó ante la importancia del match. Con capacidad para contener los fortísimos impactos de Jarry (el tercer mejor latinoamericano del ranking), ostento una precisa habilidad para desplazar al gigante chileno (2.01m), alterarle la altura de los tiros y cortar el peloteo con exquisitos drops, una marca registrada del argentino cuyo mejor ranking fue 112° en 2019.

Trungelliti, sostenido emocionalmente desde la tribuna por su esposa Nadir, su pequeño hijo Mauna, su madre Susana y Andre, uno de sus hermanos (Luis, su papá, bioquímico, siguió el partido desde Santiago del Estero mientras hacía extracciones de sangre), se mostró radiante sobre la tierra naranja de Barcelona, olvidándose de las dificultades físicas (llegó al torneo con muy poco entrenamiento por una lesión en un tendón del tobillo derecho). Marco, sparring del equipo argentino de Copa Davis durante la gloriosa campaña de 2016, aguantó más de una hora para adjudicarse el primer set, en el tie-break, logrando un 63% de primeros servicios y ganando el 73% de puntos con ese primer saque (y el 61% con el segundo). Ese envión anímico le permitió a Trungelliti sacudir la confianza de Jarry (entrenado por el argentino Juan Ignacio Chela), le quebró el saque y se adelantó 3-0.

Trungelliti sostuvo el alto nivel. El chileno sacó 5-2 abajo y levantó un match point con su saque. Marco sacó para partido (5-3) y, con nervios, abrió su trascedente turno de servicio con una doble falta. El argentino sacó 30-30 y, con inteligencia y audacia, sorprendió a Jarry haciendo saque y red para ganar el punto. En el segundo match point para Trunge, Jarry logró un tiro plano sobre la línea que no le permitió al argentino devolver bien. Pero Trungelliti, que durante un tiempo vivió en Barcelona (ciudad en la que conserva buenos amigos), llegó al tercer match point y sí lo aprovechó. Un saque abierto no le dio posibilidades de devolución a Jarry. Así fue como el argentino cerró una de las victorias más valiosas y emotivas de su carrera. Finalizó con altos registros de saque: un 62% de primeros servicios, ganando el 77% de puntos con el primer saque (41 de 53) y el 52% con el segundo.

Por el ranking del rival, la lograda ante Jarry en el Conde de Godó es la segunda victoria más destacada de su carrera luego de la obtenida en la primera ronda de Roland Garros 2016 ante el croata Marin Cilic, que era 10°. Sin embargo, por el desgaste de su cuerpo y el paso del tiempo, sumado al estrés que vivió por levantar la bandera del fair play en el tenis, haciéndole frente a la lucha contra las mafias de los arreglos de partidos y las apuestas, probablemente Trungelliti haya disfrutado del triunfo más emotivo de su carrera.

En marzo pasado ganó el Challenger de Kigali, en Ruanda (su primera celebración en la segunda categoría profesional del circuito luego de casi cinco temporadas) y el ranking en vivo lo encuentra en el puesto 165 (+32), todavía un poco lejos de su anhelo, que siempre fue ingresar en el top 100. Los últimos años de carrera de Trungelliti fueron complicados; incluso, evaluó el retiro. Sin embargo, quería regalarse un cierre distinto. Algo muy parecido a lo que está dibujando con su creativa mano derecha. Ahora nadie le quita el sueño de seguir adelante.

Fuente: La Nación

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