"Se ignora una enseñanza de la crisis de convertibilidad: el Banco Central tenía los dólares para cubrir los pesos de la base monetaria, pero no para los depósitos a plazo. No es aconsejable diseñar un régimen monetario/cambiario sin contemplar escenarios de crisis en el sistema bancario".
La advertencia de Jorge Vasconcelos está contenida en un informe del Ieral/Fundación Mediterránea, en el cual el economista apuntó que "se necesitarían 40 mil millones de dólares para encarar la dolarización: al no demostrarse como se conseguirían, la brecha cambiaria sufre presión al alza, ya que se hacen cálculos sobre el (muy elevado) nivel del tipo de cambio que se requeriría para que los ‘números cierren'".
"Un plan de estabilización apropiado para la Argentina de ningún modo podrá ignorar la importancia que tiene el dólar como variable para la macro y como unidad de cuenta para la micro. Pero se puede lograr una aceitada convivencia con el dólar, sin llegar al modelo ecuatoriano", señaló el especialista.
Recordó que "la dolarización pudo consolidarse en Ecuador porque en la década en la que se comenzó a aplicar, se cuadruplicó el precio del petróleo, el principal producto en términos de exportaciones y de recaudación fiscal".
"Pese a estas circunstancias tan favorables -añadió- el crecimiento de la economía ecuatoriana ha sido modesto en los últimos veinte años, a un ritmo del orden del 1 % anual por habitante, y sus exportaciones suman no más de 2000 dólares por habitante y por año".
En clara referencia a la propuesta de Javier Milei, Vasconcelos apuntó que "en la Argentina el Banco Central no tiene las divisas para rescatar sus pasivos monetarios en pesos, ni se discute la importancia de conformar un Fondo Anticíclico un instrumento imprescindible si se sacrifican la política monetaria y cambiaria".
El caso de Israel
Vasconcelos apuntó que "para los desafíos que enfrenta la Argentina, conviene repasar la experiencia de Israel, que lanzó su plan de estabilización en 1985 y es el más exitoso desde entonces. Israel creció a un ritmo por habitante más que duplicando a Ecuador, sus exportaciones por habitante llegan a los 15000 dólares/año, y su moneda es muy estable".
Añadió que "para salir de la estanflación, la estabilidad es condición necesaria, no suficiente. Se sabe que la política monetaria y fiscal tiene que ser consistente, pero hay pasos adicionales. En el caso de la Argentina, hay que comenzar a desmontar los cepos al cambio y al comercio exterior, variables que no pueden faltar en la ecuación".
"La integración al mundo -concluyó- es tan imprescindible como la estabilidad. Hoy el escenario global ofrece significativas oportunidades para las que hay que conectar inversiones, infraestructura y exportabilidad. Así podría fortalecerse el entramado productivo (pymes pujantes), evitando caer en modelos tipo "enclave exportador" que tienen muy limitado efecto multiplicador en términos de empleos y difusión de tecnología".
"Slogan" y plan Bonex
"La dolarización es muy buena como slogan, pero no como receta para la economía argentina. Se toma como modelo el caso ecuatoriano, pero se minimizan los problemas estructurales que subsisten y se olvidan las peculiaridades de aquella experiencia: La sustitución del sucre por el dólar fue un proceso rápido, antes de que terminara el 2000 ya se había canjeado la base monetaria. Pero eso fue posible porque había reservas suficientes y porque, previamente (en abril de 1999), los depósitos bancarios se habían dolarizado y reestructurado a 5 años (similar al Plan Bonex de 1990)".
Fuente: El Litoral